martes, 22 de abril de 2008

CON LA CAMISETA

Todos sabemos que si pretendemos estar arriba en la tabla hay que ganar los partidos importantes. Esos que resultan chivos desde siempre y que, de a poco, se van transformando en "clásicos". Nosotros tenemos nuestros clásicos históricos: Jogo, Vasco, Marmol, Defensores... y otros que parecen un poco mas circunstanciales como Olimpo. Pero Hoy en día, en la LAFS hay un clásico que todos quieren ver porque es garantía de espectáculo. Cuando no es por el buen nivel de juego es por los huevos con los que se juega. Ese partido, siempre caliente, se da entre WILLICHES y FABERT.
Dos equipos que van a buscar el arco desde el minuto cero y que no abandonan la lucha hasta el pitazo final, a los que les importa mas jugar al fútbol que discutir sobre la calidad de los árbitros. Una vez mas fue WILLICHES el que se impuso, como lo viene haciendo desde el 2006 en partidos consecutivos y transformandose ya en un estigma para el gran equipo de FABERT, que si bien no es el mismo que hace un par de temporadas, esta en los niveles mas altos de esta liga.
En esta oportunidad ambos equipos llegaban con ausencias importantes pero quienes los reemplazaban conocían la responsabilidad que asumían y estuvieron a la altura de las circunstancias. En definitiva un partidazo en el que ambos equipos se alternaron en el control del juego, con varias situaciones de gol. WILLICHES convierte el primero por intermedio de Giaco al promediar el primer tiempo y se iba al descanso con la ventaja y la tranquilidad de saber que era merecida.
En el segundo tiempo seguimos buscando el arco rival arriesgando, quizás mas de la cuenta, con la lógica consecuencia de descuidar su saga y permitir que FABERT no solamente llegue con claridad sino también que atrape todos los rebotes por la superioridad numérica y termine convirtiendo el empate.
Para FABERT tenia gusto a poco y cometió las mismas imprudencia que su rival, creyendo que podía ganarlo, fue a buscarlo y termino pagándolo caro cuando su arquero salió muy lejos a interceptar un contraataque y le deja la pelota a Nico C. que se tomó su tiempo para acomodarse, y le pego con la pantufla desde casi mitad de cancha a un arco abandonado por toda la defensa rival. El partido casi terminaba y era mas que claro que FABERT no iba a irse tranquilo, una piña y la roja correspondiente, una protesta exagerada y otra roja... y ahora la culpa era del arbitro.
En definitiva, una vez mas ganamos uno de esos partidos que hay que ganar, jugando como hay que jugarlos. Sin sutilezas pero con buen juego, paciencia y chapa.

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